Boceto

De cuando jugaba con la idea de escribir guiones... hace mucho tiempo, claro:

Con el lento rumor del karaoke, las primeras filas de otakus movíanse hacia adelante y Curro Kimagure avanzaba con ellas, codo a codo con sus camaradas, ordenados y soberbios como si desfilasen ante el propio Miyazaki. Los mismos fans amotinados días antes por los precios de Norma iban ahora, dientes prietos, mostachos enhiestos y ralas babas, camisetas cubiertas por cuero engrasado y armas relucientes, fijos los ojos en el enemigo, impávidos y terribles, dejando tras de sí la humareda de sus televisiones y reproductores encendidos.

Fanhunter 0083:
Otaku no Zenko

Pero leches, que bien que me lo pasaba.

El Hijo

O sea, mi enano, me permite tragar, como ya he dicho, cantidades ingentes de televisión, con la excusa de que le estoy vigilando, pero en realidad soy yo el que redescubro clásicos como La Abeja Maya o Vickye el Vikingo (que GRANDE era Karel Svoboda, por dios). Junto con los dibujos animados del pasado, están los animes del presente; sus preferidos son Zorori el extraordinario (Kaiketsu Zorori) y, curiosamente, Kochikame (y mi hijo se pone a gritarle al protagonista "Ryochu, Ryochu!!" cuando empieza la serie). Hay cantera, sin duda. Otro día hablaré de cómo va apareciendo la Segunda Generación de Otakus de España, o sea, los hijos de los otakus.