martes, noviembre 01, 2005

Desde la torreta de Mazinger Z: El Futuro ya está aquí

- ¡Soy el puto amo!
- Te supero. Tú serás el puto amo, ¡pero yo soy el Amo Clow!
El Camino Perdido del Otaku 3
Matando a Lázaro Muñóz.


Y sucedió, oh sí, que yo vi a la gente joven andar con tal aire de superioridad que yo en un momento comprendí que el futuro ya está aquí. Y yo caí enamorado del manganime juvenil... o algo así canturreaba para mis adentros mientras me juraba a mí mismo el año pasado que ese iba a ser el último Salón del Manga al que asistiera. Y voto a bríos que lo he cumplido, ya que mientras escribo estas líneas mi hermano y sin embargo compañero de revista está preparando el petate para ir a Barcelona y pasarse tres días medio sordo escuchando a los participantes del concurso de karaoke y de Operación Friki.

Pero el futuro, como digo, ya está aquí y a mí me pilla con un porrón de DVDs por ver. ¡No tengo tiempo material de irme a Barcelona! Ni tiempo ni ganas, ya que me apetece más encerrarme a ver los OVAs de Bible Black, que me han recomendado, ejem, en la redacción de la Minami. Mejor dejar el futuro a los que vienen detrás, mientras los que ya tenemos un par de cosas más en la mente nos quedamos en casa calentitos.


Además, al mirar la lista de novedades de las editoriales para éste Salón, mi desinterés ha alcanzado tan profundo que ni la idea de comprar los OVAs de KOR me seduce. ¿Para qué ir cargando con una tonelada de mangas cuando los mismitos los puedes comprar en tu tienda favorita? Si regalasen algún peluche o algo, todavía. ¿Hiroto Tanaka de invitado especial? Por Tezuka, si a Avilés este año fueron D’Israeli y Ann Nocenti; a Barcelona, que algún colgado dice que es el mayor evento fuera de Japón, va el co-diseñador de personajes de Super Gals!, menuda comparación.

Junto a mi aburrimiento, que empieza a ser patológico, con respecto a los salones, jornadas y eventos, está que la verdad es que espero muy poco de la avalancha de novedades, tanto en manga como en anime, que actualmente inundan las tiendas. Sinceramente dudo que haya tal cantidad de lectores como para sostener una oferta tan amplia. Por el lado de la cantidad, me temo que la situación está copiando la del estado del libro en general, con una gran cantidad de títulos en el mercado (sólo hay que visitar la sección de libros de El Corte Ingles o la FNAC o el hyper al que acostumbréis ir) pero con un número de lectores que se mantiene e incluso disminuye un poco. Esto, unido a la progresiva desaparición de las pequeñas librerías (en Madrid las que quedan se cuentan con los dedos de las manos), lleva a un progresiva mercantilización del libro, que acaba siendo un objeto de consumo más y pasa a depender de las leyes del mercado, antes que de la calidad literaria en si.

Si esto pasa en España (con perdón), no podemos esperar mucho más desde Japón, paraiso del consumismo por excelencia. Las historias que nos encontramos en los mangas y animes son tan sumamente previsibles que quitan las ganas de seguir buscando. Es como si hubiese un guión preestablecido sobre cómo y cuándo se ha de poner tal cosa, o sacar a cual personaje diciendo otra cosa, o desvelar el misterio central de la trama sin explicar coherentemente nada, o meter la referencia cómica de turno, etc. Salvo honrosas excepciones, todo suena a visto y leído mil veces.

Ya vemos que en plano narrativo no hay grandes sorpresas, y tampoco las hay en el técnico. La animación por ordenador dista mucho de ser la panacea que se vaticinaba. Es verdad que ha contribuido a abaratar los costes de producción, pero también ha traído una servidumbre con la máquina; en efecto, parece que ahora como hay ordenadores, también implica la necesidad de usar CGIs (objetos generados por ordenador) incluso cuando no aportan nada a la historia. Más bien, el resultado suele ser un pegote que desfila sin venir a cuento por la pantalla. ¿Qué novedades había en RanXephon, Candidate for Goddess, Vandread o Macross Zero, todas con CGIs volando por doquier? Ninguna más que los mismos gráficos creados por ordenador. Como en el cine, el anime se ha contagiado del virus de los ordenadores (paradójicamente), que sólo se preocupa por poner más y más explosiones en pantalla.

Menos mal que nos queda Portugal y Miyazaki para recordarnos cómo una historia no necesita de excesivos colorines cuando hay una base sólida detrás; cuando hay un espinazo, una trama, nudo y desenlace; cuando hay personajes (Madoka, Minami, Kyoko... os echo de menos) y no meros estereotipos. Si Tezuka y las distribuidoras lo quieren, estas navidades lo podremos comprobar viendo Howl’s Moving Castle en la gran pantalla. Que Ayukawa esté con vosotros.

Manuel “Kimagure” Ortega

(also know as “Curro”)