domingo, septiembre 17, 2006

... hajimari

Debido a la falta de tiempo y debido al morro que tengo, voy a reproducir íntegramente un artículo que publiqué en la Minami, allá por el lejano año 2000. ¿El motivo? Pues que acabo de terminar de leer el último tomo de Maison Ikkoku que Glenat ha estado editando. Ha sido acabar la última página e invadirme una ola de nostalgia de aquel lejano día en que hablaba casi de lo mismo.


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Mira Haruka...

- ¿Qué le pasa? Se ha quedado lelo de repente.

- Es que se ha enterado que Planeta cierra Maison Ikkoku.

El Camino Perdido del Otaku

A estas alturas de la película, hacer un artículo o siquiera una referencia a Maison Ikkoku (MI) parece poco menos que una tomadura de pelo. Las andanzas, aventuras, desdichas, fiestas, disparates y por fin, amores de Kyoko, Yuusaku, Yotsuya, Ichinose, Akemi, Mitaka, Kozue, etc, ya han sido contadas y destripadas miles de veces. Hemos contado, desde fanzines y revistas, la historia, los datos y las anecdotas sobre esta serie una y mil veces.

No obstante, hay tres motivos que me impulsan a hablar sobre esta serie. El primero, que Manga Video, empresa que ya tod@s dabamos por muerta, saca a la venta una de las películas de MI, nada menos que la que relata la famosa "Fiesta-de-los-diez-dias-antes-de-la-boda". Para mí es una excelente noticia: mi copia de esta película era taiwanesa subitulada en chino, de una calidad horrorosa y grabada de peor manera. La cinta, áltamente recomendable, es muy divertida, sobre todo para aquell@s que conozcan la historia de MI y sepan por ejemplo, por qué Ibuki intenta sabotear la boda de los dos tórtolos.

El segundo motivo es que VIZ Comics acaba de terminar de editar el manga en los USA. Han sido más de cinco años publicándolo (he tenido que mirar la fecha de los primeros, ya que había perdido la cuenta). Y señoras y señores, sigo vivo. En contra de la opinión de algunas mentes pensantes de las editoriales, no pasa nada por editar una serie a muchos años vista. Si realmente la serie merece la pena (y MI merece la pena, la mires por donde la mires), el público te apoyará con las ventas. Y ademas, ¿cuantos años lleva editándose en España (con perdón) La Patrulla X? Pues eso.

Y por fin, el tercer motivo es... que me da la gana. A lo largo de estos años, he leido muchos mangas. La mayoría de ellos no los he vuelto a abrir. Una parte de ellos han merecido una relectura. Y hay unos pocos (los cuento con los dedos de una mano y me sobran) que adoro y que releo varias veces al año. Uno de ellos es MI. Es un manga, una historia, que lo tiene casi todo. Los personajes son muy trabajados, con angulos y caracteres diferenciados y coherentes. El diseño de personajes en el anime de la Takada es una obra de arte. La historia sigue una linea continua en el tiempo (o sea, que una cosa pasa detras de la otra y el tiempo discurre para los personajes); no en vano durante los mas de 5 años en los que discurre la historia, pasan muchas cosas. La Takahashi situó la acción en los años 60, pero perfectamente podría discurrir en nuestra época (de hecho, el anime discurre en los años 80 y no hay que hacer casi cambios en la historia) lo cual indica que es atemporal. Tiene un final, lo que no pasa en Ranma o Urutsei Yatsura (y que es el gran problema de la primera). Y sobre todo, cuenta una maravillosa historia de amor entre la viuda Kyoko Otonashi (de soltera, Chigusa) y el ronin Yuusaku Godai.

Una historia que no es sólo de ellos dos, aunque sean los protagonistas y sobre los que gira todo. Los demás personajes que les rodean hacen que todo marche en la dirección correcta. Cada un@ tiene su papel y tod@s lo bordan. Siempre se me quedará grabado en la memoria la última escena entre Shun Mitaka y Asuna Kujô, cuando ella se nos descubre como un encanto de mujer, profundamente enamorada y dispuesta a todo para lograr la felicidad. El encanto despistado de Kozue y de como tiene las ideas más claras de lo que ningún lector pensaría. El misterio de Yotsuya y de su trabajo. La ternura desconcertante del matrimonio Ichinose. La desvergüenza de Akemi. La nube mental en la cual vive Nikaido. La maravillosa lolita que es Ibuki, empeñada en seguir los pasos de la viuda. Los padres de Kyoko. El Master de ChaChaMaru. La abuela Godai. Tod@s, tod@s son memorables y consiguen arrancarme sonrisas y lágrimas una y otra vez.

Entre la mediocridad general, las buenas historias como Maison Ikkoku parecen sobresalir y volver con más fuerza. Hay muy pocas escenas en el manganime que superen a las últimas viñetas del manga, cuando Kyoko, Yuusaku y la hija de ambos vuelven al hogar, diciendo: "Mira Haruka... éste es el lugar donde Papá y Mamá se conocieron".

Que Ayukawa esté con vosotr@s.

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Así entonces como ahora, por los siglos de los siglos (o eso espero), Maison Ikkoku es el mejor manga de todos los tiempos.

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