jueves, marzo 11, 2010

¡Es Thomas!

Volvemos de Londres con las maletas cargadas y las pilas a cero. Ha sido una paliza para recorrer la ciudad en apenas cinco días, que yo hacía años que no iba y mi familia era la primera vez que recorrían la City. Uno de los puntos de paso obligatorios en nuestro viaje ha sido la gran juguetería de Regent Street, Hamley, para que mi enano se diese el gustazo de ver el tren Thomas, casi en tamaño real, que alli se expone.


La serie de Thomas the Tank Engine and Friends no es que sea muy famosa en España, pero en el Reino Unido la adoran, la veneran y hasta hay un parque de atracciones dedicado a la locomotora y sus alegres compañeros. Hay toda una pléyade de locomotoras, gruas, tractores, autobuses, helicópteros, barcos y demás artefactos que recorren la Isla de Sodor (una especie de Isla de Man idealizada), todos ellos con sus muñequitos coleccionables, para alegría de los enanos y desespero de los padres. En España, quizás por que nuestros trenes solo tenemos recuerdos de trenes traqueteantes y tardones, estas aventuras no han calado mucho (el que sean todos unos ñoños, la verdad es que tampoco ayuda mucho) y no se encuentra mucho material a la venta. Por suerte siempre queda la opción de descolgarse hasta Londres, donde los trenes y la red ferroviaria sigue siendo motivo de orgullo nacional. Mandemos unos cuantos miles de libros sobre Thomas al ministro del ramo, a ver si se nos pega algo de la "utilidad" de Thomas y sus amigos.

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